Cuando la infidelidad golpea a un hogar
- PeriodicoConexion
- Jan 27, 2014
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Pastora Alicia Pérez Rosa
El domingo por la noche en la oficina pastoral atendí a una mujer, (no daré su nombre por razones obvias) pero me inspiró para escribir estas líneas.
Lo primero que me dijo, -“pastora, estoy tan desilusionada de mi esposo, es otro hombre, parece como si se tratara de ALGUIEN QUE NUNCA CONOCÍ, llevo mucho tiempo soportando sus infidelidades, pero después de tener un encuentro con Dios, pude enfrentar mis miedos”.
Su miedo era enfrentar semejante relación ilícita y el qué hacer con ella, enfrentar un hogar sola, sus gastos, la vergüenza, la soledad etc.
La escuché, y me dí cuenta de que no se trataba de algo reciente, venía soportándolo de algún tiempo, años. Su rostro se veía cansado, su estima desvalorizada totalmente y sus hijos humillados.
¿Que hizo que esta mujer permaneciera en silencio mientras abusaba su esposo de su pacto matrimonial?
Al escucharla me dí cuenta que ella solo decía, -“siempre le pedí a Dios que lo cambie” pero él no quiere el cambio, él lleva doble vida pero niega su realidad.
Me preguntó hasta donde está el límite para soportar esto, le respondí –“Hasta donde usted lo permita”, me miró asombrada y le repetí lo que siempre le digo a las mujeres, ¿Cuánto te amas? Te has preguntado ¿cuánto vales?, es necesario que tu estima la reorganices donde corresponde, es tiempo de colocar tu casa en orden.
Claro, en el orden no siempre está incluida la persona que rompió tu armonía y violentó tu lecho matrimonial. Orden es pensar en lo que le enseñamos a nuestros hijos, que enojados como los de esta mujer, le preguntan a su madre “¿Está bien que papá tenga dos mujeres?.
La familias se van deteriorando, este mundo y su sistema anti Dios prohíbe el avance de las buenas y sanas costumbres, el modelo del sistema operante dice “Todo es lícito”, sin pensar en los hijos y en la mujer/hombre de la juventud. Está claro, debemos hacer algo como iglesia frente a tanta trampa y el engaño.
Lo primero que noté fue su firme decisión de decir basta a todo esto que empezó perdonándolo una vez, dos y hasta perdió la cuenta. Cristo había ayudado a esa mujer a empezar a reorganizar los valores de su familia.
Se sentía firme, y aclaró –“La Palabra de Dios que se comparte desde la iglesia me hizo ver lo mal que le estaba haciendo a mis hijos y a mí misma.” ¡Cristo me ama y El cuidará de mí!
Por primera vez había sentido el respeto perdido, lo que me asombró fueron sus dulces palabras –“Perdono a mi esposo y bendigo a su amante, Dios hará su justicia. El se fue a un hotel”.
La justicia de Dios viene solo cuando en medio del dolor aprendemos a perdonar. Jesús en la cruz, ya casi muriendo dijo: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”. El sintió el engaño, las miserias, las enfermedades, el abandono, el sufrió todo en la cruz, por nuestros pecados y transgresiones.
Pienso en ese hombre, que entregó su familia, sus hijos por años de engaño, seguramente Dios tratará también con él, porque en medio de todo lo que nos rodea, JESÚS tiende a darnos siempre una oportunidad al corazón que se vuelve de sus pecados.
Veo muchos hogares que están atravesando esta crisis tan severa: la infidelidad. Si el corazón del hombre/mujer no se regenera en Dios, estará basado siempre en sus propias concupiscencias (del griego epithumia que es un intenso deseo de cualquier tipo, emociones del alma, tendencia natural hacia lo malo) y nunca podrá ser feliz. La felicidad es vivir como Jesús nos dejó escrito, su modelo a imitar, su conducta, ¡valores eternos!
No veamos como normal el engaño, el adulterio. Hasta por ahí dicen, ¡Si todo el mundo lo hace! Hay un remanente diferente, somos los hijos de Dios, que pese a las modas imperantes decimos SÍ A LA FAMILIA, SÍ A LA FIDELIDAD, SI A LA LEALTAD, así construiremos hogares cementados y firmes. Solo con Dios un hombre/mujer puede dejar sus miserias y carnalidades para ser hombres y mujeres de bien, enteros y completos porque hay alguien que lo está formando en forma invisible, ese es nuestro Señor.
Como Pastores hemos visto hogares restaurados gracias al arrepentimiento y al perdón, el cual es un cambio de actitud y de vida.Ni esta esposa, ni nosotros podremos cambiar este hombre, el que cambia todas las cosas se llama Jesús, solo hay que darle una oportunidad.
Pero, en medio del dolor, no pierdas tu lugar, no pierdas tu honor, no pierdas tu estima, defiende lo que es tuyo, y Dios te defenderá a ti.
Aunque estés sola y afrontando un abandono, quiero que sepas que “Tu marido es tu hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado”. Isaías 54:5
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